Nadie nota los errores grandes.
Al principio, todos los cambios parecen horribles.
La calidad es inversamente proporcional al tiempo que queda para terminar el proyecto.
Cualquier cosa que se pueda cambiar, se cambiará hasta que no quede tiempo para cambiar nada.
No hay dos piezas idénticas que se parezcan.
Al diseñador se le notificará que es necesario modificar el diseño después -y sólo después- de que haya terminado los planos. (A menudo, es denominada como la Ley de “¡Y nos lo dice ahora!”.)
Corolario: En ciertos casos en los que se advierte que hay una forma correcta evidente y una errónea, se aconseja elegir la equivocada para acelerar la revisión posterior.
Si añade mano de obra a un proyecto que va retrasado, se retrasa todavía más.
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